‘O Rei’ Hamilton fulmina a Verstappen e incendia el Mundial

Lewis Hamilton es un hombre en una misión y no está dispuesto a parar hasta conseguirlo. El siete veces campeón del mundo de Fórmula 1 quiere serlo por octava vez y en el Gran Premio de Brasil dio una auténtica lección de pilotaje y determinación con la que fulminó a Max Verstappen, al que le recorta en un Mundial con todavía tres carreras por disputarse. Hamilton partió décimo pero llegó sin mayores complicaciones ante su archirrival y a la segunda, porque en la primera Max no le dejó con una maniobra al borde de la legalidad, le quitó las pegatinas y levantó, minutos después, los brazos en Sao Paulo.

Carlos Sainz, tras una mala salida, finalizó en sexta posición pese a partir desde el tercer puesto y se queda con un sabor agridulce tras su extraordinario rendimiento en la carrera al sprint del sábado. Fernando Alonso acabó noveno y vuelve a colarse en los puntos, lo máximo que se le puede pedir visto el rendimiento del Alpine.

La carrera, y ya es costumbre, se vio envuelta en la más absoluta emoción, pero también en la polémica. Pasado el ecuador de carrera, Max Verstappen era líder pero no lo destacado que le gustaría y Lewis Hamilton, centrado en su misión de culminar la remontada desde la décima posición con una victoria de órdago, se dispuso a adelantar al dueño del trono provisional del Mundial. El británico tiró de DRS y llegó a sobrepasar con su morro el del holandés, pero éste cambió la trayectoria y escupió, aun sin tocarle, a Lewis fuera de la trazada, en una maniobra que fue investigada por los comisarios aunque sin sanción.

Cuesta pensar que en un lance en el que un piloto empuja hacia fuera de la pista a otro, pese a que hubiera escapatoria sin grava para ambos, no haya sanción cuando sí se han castigado otras acciones mucho más leves o en las que, al menos no se pone en peligro la integridad de los pilotos. Sin embargo y pese a las posibles quejas durante y después de la carrera, el final impartió cierta justicia con un adelantamiento brutal de Lewis en la vuelta 60, a poco más de diez del final, para llevarse el gato al agua.

Mala salida de Sainz

La carrera había comenzado con el interés doblado por la disputa esperada entre Hamilton y Verstappen siempre y cuando el británico consiguiera culminar la remontada que comenzó el sábado, al sprint de 24 vueltas y pausada por la sanción ya conocida de cinco puestos por el cambio de motor. Décimo puesto en parrilla para Lewis, primero para Max y tercero para Carlos, quien no podía repetir la machada del día anterior y perdía fuelle con una salida negativa en la que incluso llegó a rozarse con Norris.

La salida del Safety Car dio paso a la guerra de guerrillas con Hamilton ya amenazando las posiciones de podio y los Red Bull esperando la llegada del siete veces campeón. Poco tardaría Hamilton en apartar al Checo Pérez con un adelantamiento marca de la casa y que sólo con un coche como el Mercedes puedes hacer con la comodidad mostrada por el británico en Interlagos. La siguiente y última misión sería Verstappen, pero primero debía llegar y después enfrentarse al coloso.

El duelo del Mundial

Una vez en el rebufo de Max y después de un esfuerzo titánico por mantenerse vuelta a vuelta con el máximo ritmo en pista, Hamilton realizó el mencionado primer intento en el que se vio expulsado por Verstappen con la duda de la sanción oteando en el horizonte. Fue investigada y decidida sin castigo pero a los pocos giros el inglés obtendría su premio tirando de calidad, determinación y DRS y sin que Verstappen siquiera pudiera pensar en una estrategia de defensa efectiva para evitarlo.

Hamilton debía ir a por todas y Verstappen, quizá y pese a su cabeza caliente, contaba con la obligación de aguantar un buen segundo puesto que pese al golpe moral le mantiene con el mando del campeonato del Mundo y sigue obligando a Hamilton, ‘O Rei’ de Interlagos, a continuar con la machada en las tres carreras restantes en Oriente para soñar con su octavo mundial.